martes, 31 de enero de 2012

2012 here you are

No decido si un libro es bueno o es un rollo mortal hasta pasado el primer capítulo completo. Es dar una oportunidad a lo que tiene pinta dudosa y sospechosa. Y a dudoso y sospechoso al 2012 no le ganaba nadie así que no me atreví a desear feliz año hasta pasado el primer mes. Constato entonces que lamentablemente todo es susceptible de empeorar y siento decir que esta frase se ha convertido en una especie de mantra que acompaña todas mis conversaciones. Disfrutemos mientras podamos, disfrutemos mucho. Nadie sabe cuándo la famosa maceta va a caer desde el balcón. Pasado el tiempo de los buenos deseos... para qué remover la ilusión. Afrontemos este año con valentía, decisión y coraje y que salga la luna por donde quiera, que para eso es la luna.
2011 lo he pasado hormonalmente anestesiada. Comencé enero embarazada de mi tercer hijo y finalicé diciembre rodeada de cachorros insaciables recordando la frase de Karen Blixen con acento danés en Memorias de África: "Cuando los dioses quieren castigarnos, atienden nuestras plegarias".

Está pensado. Químicamente organizado. El período pre-post parto está previsto para que no puedas atender ningún otro interés con un mínimo de éxito o constancia. Es para que no abandones a tu prole en cualquier esquina yéndote a recoger manzanas. Absorben toda tu atención y tú pierdes el cerebro. Ese es el trato.

Una vez superada la fase nutridora, la sensación de volver a la superficie tras haber buceado entre corales (preciosos corales submarinos pero en el fondo del abismo al fin y al cabo) es brutal y recuperas tu interés por todo lo que te rodea de manera instantánea y quieres verlo todo, leerlo todo, tricotarlo todo y por supuesto bebértelo y fumártelo todo también, aunque esto último no es del todo deseable de manera permanente.

Así que aquí estoy. Con cuenta de twitter recién estrenada (¡hay un sitio que te mantiene updated de todo lo que te interesa... uau!) y abriendo un blog. A Facebook me resisto como gato panza arriba porque creo que es una herramienta del diablo que a menos que tengas un producto que ofrecer al mundo sólo sirve para cotillear la vida de los demás y encontrarte con gente que por alguna razón (que quizá desconoces pero obviamente hubo una razón) desapareció de tu vida al acabar el colegio. Tuve FB y me borré. Creo que soy un rara avis de las redes sociales.

Es mi primer post tras volver al mundo blogger. En un ataque de madurez pre-bebés, borré todo lo que había escrito durante ese pasado que no siempre fue mejor. No me arrepiento de haberlo hecho y vuelvo con pseudónimo para que los ex-novios y ex-amigas resentidos y aburridos que me busquen, encuentren información muy parca (y generalmente localizada al otro lado del charco por gente con mi mismo nombre en otro continente, lo que me inquieta pero de eso hablaré otro día) sobre mi verdadero ser. Así, si me convierto en una psico-killer y acabo cargándome a todas las telefonistas del call-center de Jazztel que llaman a mi casa cuando he acostado a los marsupiales en sus cunas, podré alegar Transtorno de Personalidad Múltiple y corroborarlo con este blog.

En estos mis últimos 34 años he ido descubriendo ciertas cosas que, debido a mi personalidad desbordantemente simpática, me gusta compartir con los míos. De eso se trata este blog, de una crítica sobre mi día a día, sobre los sitios a los que voy, los libros que me recomiendan, los miedos que tengo, los mitos que derribo y sobre todo, para alimentar la fantasía de que alguien lee lo que escribo.
No sé en qué quedará esto. Tardo más en elegir el tipo de letra que en escribir el post, así que igual es una moda pasajera, que es algo que suelo me suele pasar muy a menudo. Así fue con la fotografía, los caballos, la carrera de Bellas Artes, el periodismo, los mandalas, el piano, el claqué, la mitología y gracias a dios, el eyeliner color berenjena y los piercings.

Resumiendo, para que podáis valorar si seguir leyendo posts o dejarlo aquí , comenzaré mi relato con una breve (brevísima, podría extenderme horas hablando de mí misma) biografía:

Nací en Barcelona pero siempre he vivido en Madrid. Me gusta mucho Madrid pero adoro Barcelona. También el País Vasco, pero por otras razones. 34 años y tres niños, lo que bate todos los records en mi grupo de amigos y me define como "superpobladora mundial" en cualquier rating de natalidad. No me gustan especialmente los niños que no son míos pero me gustan las familias numerosas, ruidosas y folloneras y así me luce el pelo, claro. Últimamente he descubierto que cuanto más cansada estoy menos azúcar debo tomar y más energía consigo, voy a clases de punto, ganchillo y costura los sábados por la mañana para encontrar mi paz interior y a yoga cada vez que puedo (que es poco). Soy la pequeña de siete hermanos lo que me ha enseñado que en esta vida más te vale ser simpática y hacer que los que te rodean pasen un buen rato porque si no los humanos (que no sólo los niños) son crueles y te dejan de lado porque nadie quiere escuchar tus lloros eternamente. Mi mejor plan siempre es mi marido y generalmente le incluye a él, una hamburguesa y una peli en un cine pequeño. Como compulsivamente chocolate negro, me superan las nuevas tecnologías y sigo regalando CD's en los cumpleaños y la mayor parte del tiempo leo libros que no confieso por moñas. El resto de ese tiempo leo a Murakami o a Sándor Márai y releo compulsivamente Calvin & Hobbes. Me gustan las series, a las que me engancho independientemente de su mediocridad. Tengo un buen grupo de amigas inteligentes, preciosas y valientes a las que adoro y que conforman el sustrato de mi bienestar emocional y con las que comparto mi día a día todo lo que ese día a día nos permite. No me siento cómoda en el agua, como mandarinas compulsivamente y si cocino sin seguir escrupulosamente la receta lo hago bastante mal. Me gusta llorar mientras conduzco, los regalices rojos y obviamente los posts muy largos.

En definitiva, me gusta mucho vivir pero a veces se me hace muy difícil, es entonces cuando me agarro a las pequeñas cosas de la vida que deben, obligatoriamente para el consuelo, ser bonitas.