Mi propósito de escribir diariamente se ha visto truncado en los últimos dÃas por acontecimientos imprevistos. La vida, ya de por sà misteriosa, tiene la capacidad de someternos a stress-tests de cuando en cuando para comprobar si estábamos despiertos. Nuestra resiliencia se ve comprometida cuando recibes un meneo de los que te dejan con las gafas torcidas.
Los planes que hacemos para sentirnos seguros resulta que sirven para más bien poco. Los pilares en los que fundamentamos nuestra cotidianeidad no son más que pompas de jabón que explotan cuando intentas atraparlas. Pensar que la familia, el trabajo, la salud son elementos a permanecer inalterables no es más que un truco de la mente para que no nos tiremos por la ventana ante la agonÃa de la incertidumbre. Son alterables, muy alterables de hecho y como ya dije en algún post anterior, es una obligación disfrutar del maravilloso momento en que los tres fluyen en armonÃa y pensamos que los planes que hacemos para mañana se cumplirán.
La vida es puro cambio. Nada permanece inalterable. Es como intentar encapsular la primavera. No se puede. Asà que sólo nos queda estar preparados emocional y logÃsticamente hablando para ser lo más libres posibles y poder transplantarnos cuando sea necesario.
¿Estás listo para que tu vida cambie? Puede cambiar mañana, asà que más te vale estar preparado y contar sólo y únicamente contigo mismo. Nadie te debe nada, nadie va a ocuparse de ti si no pueden sacarle provecho y además está muy bien que asà sea. Culpar a los demás de todo lo que nos pasa es lo más fácil pero no te hace crecer. Hay que ponerse a reconstruir desde el minuto 1 después golpe. No queda otra. Japón es un gran ejemplo. En cada ocasión dicen que de ésta es imposible recuperarse y siempre se recupera porque los japoneses cuentan con ellos mismos, recogen los escombros que no les han dado en la cabeza y con ellos construyen de nuevo sus casas. En el minuto uno. No hay tiempo que perder.
Asà que me reconstruyo basándome en los pilares que aún siguen en pie: mi curso de Jackie Rueda y mi curso de Luisa Morón. Desde el minuto uno.
Tu post me viene como anillo al dedo. Estoy en un momento de cambios en mi vida que, aunque en lo global son para bien, me hacen sufrir. Esos cambios me están revolucionando por dentro, y me piden que cambie también por fuera. Lo estoy deseando, pero a la vez me da tanto miedo...
ResponderEliminarMe gusta tu punto de vista con tanto coraje...
Un saludo.
Que tal el minuto dos?
ResponderEliminarToda la razón... Yo tuve un 2010-2011 horrible en el que me operaron dos veces y me rompà una pierna (sÃ, en 12 meses) pero aprendes a relativizar las cosas, a ver que algunos problemas NO se pueden solucionar pero otros sÃ. ¿Por qué no ponerle huevos al asunto y cambiar esas cosas? :)
ResponderEliminarGran post.