miércoles, 23 de mayo de 2012

¿Estás preparado para el cambio?




Mi propósito de escribir diariamente se ha visto truncado en los últimos días por acontecimientos imprevistos. La vida, ya de por sí misteriosa, tiene la capacidad de someternos a stress-tests de cuando en cuando para comprobar si estábamos despiertos. Nuestra resiliencia se ve comprometida cuando recibes un meneo de los que te dejan con las gafas torcidas.

Los planes que hacemos para sentirnos seguros resulta que sirven para más bien poco. Los pilares en los que fundamentamos nuestra cotidianeidad no son más que pompas de jabón que explotan cuando intentas atraparlas. Pensar que la familia, el trabajo, la salud son elementos a permanecer inalterables no es más que un truco de la mente para que no nos tiremos por la ventana ante la agonía de la incertidumbre. Son alterables, muy alterables de hecho y como ya dije en algún post anterior, es una obligación disfrutar del maravilloso momento en que los tres fluyen en armonía y pensamos que los planes que hacemos para mañana se cumplirán.

La vida es puro cambio. Nada permanece inalterable. Es como intentar encapsular la primavera. No se puede. Así que sólo nos queda estar preparados emocional y logísticamente hablando para ser lo más libres posibles y poder transplantarnos cuando sea necesario.

¿Estás listo para que tu vida cambie? Puede cambiar mañana, así que más te vale estar preparado y contar sólo y únicamente contigo mismo. Nadie te debe nada, nadie va a ocuparse de ti si no pueden sacarle provecho y además está muy bien que así sea. Culpar a los demás de todo lo que nos pasa es lo más fácil pero no te hace crecer. Hay que ponerse a reconstruir desde el minuto 1 después golpe. No queda otra. Japón es un gran ejemplo. En cada ocasión dicen que de ésta es imposible recuperarse y siempre se recupera porque los japoneses cuentan con ellos mismos, recogen los escombros que no les han dado en la cabeza y con ellos construyen de nuevo sus casas. En el minuto uno. No hay tiempo que perder.

Así que me reconstruyo basándome en los pilares que aún siguen en pie: mi curso de Jackie Rueda y mi curso de Luisa Morón. Desde el minuto uno.





miércoles, 16 de mayo de 2012

BE COOL BE ADRIANA

Descansar el fin de semana en mi mente tiene dos sinónimos: unas entradas de cine y el Hola!.

A mí me gusta ir al cine igual que comer ensaladilla rusa, me gusta hasta la mala. Cuando no tengo suerte y la película no es muy buena me consuela pensar que hay una cuota de películas basura que es obligatorio tragarse cuando uno va mucho al cine.

El Hola! es harina de otro costal. No soy una gran consumidora de cotilleo y en la televisión paso mucha vergüenza ajena cuando veo a hombres con cejas depiladísimas y mujeres con los dientes alicatados como la mula Francis constatar a gritos que saben de buena tinta que la mujer de un torero se ha puesto a régimen y le patrocina una alcachofa. Como no me relaja, no lo veo. Pero el Hola! relaja muchísimo. Todo es tan artificial, tan extravagante y tan kitsch que una se queda como nueva después de un "buen" Hola!.

Normalmente se pasa las hojas del Hola! leyendo sólo los titulares, que ya son un estilo literario en sí mismos, y no prestas mucha atención a las parrafadas cursis y engoladas que rellenan las columnas con las entrevistas. Me fascinan los reportajes de casas majestuosas del comienzo (que misteriosamente siempre están a la venta), los posados de las bodas con los velos cayendo sobre escaleras de madera, el maquillaje de los escándalos de las casas reales y mi gran favorito: Las memorias en vida de mujeres rondando la cincuentena.

Esta vez le tocaba el turno a Adriana Abascal y he de decir que ha sido todo un descubrimiento. Vale que la semana pasada había sido particularmente intensa y para resetear la mente me leí la entrevista desde el padre que no la cogía en brazos hasta el vértigo de enfrentarse al armario pero la verdad es que quedé fascinada.

¿Qué tienen estas mujeres que tanto revuelo provocan?. Por un lado te dan pena porque las ves con menos autoestima que un gusano intentando que alguien pose su mirada en su hombro para entender que existen pero por otro te vende la moto de mujer fuerte, exitosa, guapa, emprendedora, forrada y feliz que de puro acartonado te sumerge en un mar de dudas existenciales sobre las carencias de tu propia vida. Que digo yo que ahí radica su éxito: si tú te sientes una rata ella luce en su máximo esplandor.

Total que en la entrevista decía que Adriana Abascal tenía un blog y hoy, viendo el día que estaba por venir, no he dudado ni un minuto en meterme y pasarme un buen rato. He de decir que estoy mucho más relajada después de la sesión intensiva de "Cómo ser extraordinaria y no morir en el intento".

No consigue convencerme de que lo escriba ella (y ojo, vivo convencida de que es la propia Gwyneth la que escribe Goop, así que muy exigente no soy), la estética en tonos lila es como de salón de belleza de pueblo y los vídeos no distan mucho de los de las adolescentes en sus cuartos explicando a qué dedican su tiempo libre pero le doy mucho mérito a esta mujer que se justifica constantemente y que se intenta reinventar a cada rato, vayan a dejar de mirarla y desaparecer para siempre. Algo veo reflejado de mi misma en su personaje que me provoca ternura y compasión y no, no son sus kilométricas piernas.

jueves, 10 de mayo de 2012

Good Food

El concepto de barbacoa español no se sale mucho del chorizo, la panceta y las salchichas pero hay un mundo más allá que no me quiero perder y que pienso empezar a explotar este mismo fin de semana. Primero tengo que hacerme con una barbacoa medio digna, nada de esas con pinta caer espachurrada al ponerle un pollo entero encima. Lo máximo que el presupuesto permita pero digna vaya.

También pretendo alejarme del concepto argentino de asado en el que básicamente uno se hace cargo de asar la carne durante horas, te atiborran de deshechos al principio y dejan las piezas suculentas para el final cuando ya no tienes más hambre.

Estoy decidida a organizar una barbacoa multi-tasking con brochetas de verduras, verduras asadas en papel de plata y ensaladas de patata y cus-cus.

Como siempre, los anglosajones nos sacan millas en este tema y sólo hoy he descubierto la página de Good Food con miles de apetitosas recetas para hacer a la barbacoa.

He invitado amigos para hacer de conejillos de indias. Creo que tendré un pollo asado al horno por si acaso (y muy probablemente) los langostinos acaban chamuscados y puestos en el plato sacudiéndoles las cenizas de carbón. He aprendido dos básicos que paso a compartir con vosotros:

- Las brochetas de madera hay que remojarlas en agua durante media hora antes de ponerlos en la barbacoa para que no se quemen. (Es la típica cosa de cajón que a mí no se me hubiera ocurrido jamás y me hubiera frustado muchísimo cuando los palillos especiales que me ha costado un congo encontrar se volatilizaran como cerillas nada más empezar).

- Cualquier cosa que quieras poner a la parrilla debe estar previamente marinada si no, básicamente lo que pondrás en el plato es comida chamuscada, seca y sin sabor. Otro básico que a mí tampoco se me hubiera ocurrido sola y me hubiera limitado a lanzar pechugas de pollo con sal y pimienta vuelta y vuelta.

En cualquier caso habrá mucho vino y mucho queso de postre por si la cosa toma derroteros inesperados. Veremos si el lunes sigo teniendo amigos.

miércoles, 9 de mayo de 2012

What's in your bag?




No salgo de mi asombro ante el fenómeno "What's in your bag". Hay miles de fotos en pinterest, miles de vídeos en youtube, miles de links en miles de blogs. ¿Cuál es la fascinación?. ¿La cosa está en cotillear lo que llevan las demás o el fenómeno reside en el deseo irrefrenable de enseñar lo propio?.

Recuerdo ver el blog de Perpetually Chic y pensar que no se lo creía ni ella. Tanta perfección, todo tan mono, tan ordenado, tan limpio, tan última moda, tan trendy, tan chic... que atufa a montaje. Las gafas sin un rallajo, la cartera sin media arruga, la colonia llena. Si de verdad ese es el contenido de tu bolso sólo puedes vivir a la altura de las circunstancias.

Toda tu ropa interior tiene que ser de encaje y nunca te pillarán en el hospital después del temido accidente de coche con sujetador y braguitas desconjuntadas o color carne o con la goma dada de sí o con un agujero. Por supuesto vives eternamente depilada. No sabes lo que es un grano. Comes siempre en mesas delicadamente puestas y jamás te zampas un bocata de queso apoyada en la nevera y no eructas después de beberte media lata de Coca-cola de un trago. No metes el dedo en el bote de Nutella. No se te quedan las pepitas de sésamo entre los dientes. No se te rompen las uñas, no se te desconchan. Siempre perfumada, siempre femenina, siempre perfecta.

¿Es de verdad su bolso o el bolso de quien le gustaría ser?

No pienso caer en la tentación de poneros una foto de lo que llevo yo en el mío. No cambio mucho de modeli así que las cosas saben cuándo entran pero nunca cuándo van a salir. El otro día saqué un plátano pocho, un cepillo, un chupete, un paraguas y un enchufe roto antes de encontrar la cartera para pagar el parking y el señor me miraba con cara de "hasta que no saques un sandwich mixto no me inmuto" lo que me hizo pensar que era algo habitual en su ventanilla.