jueves, 9 de febrero de 2012

Bueno VS Mejor

Hace unas semanas compré el periódico un domingo como quien compra chicles en una gasolinera, por impulso. La fotografía de portada del dominical de una actriz española embarazada de unos 8 meses toda cubierta de musgo saliendo de la tierra como en "Amanece que no es poco" me dejó impactada. El titular no me tranquilizó "Llegan las Ecomadres". Me sentía como un adolescente americano en los sesenta leyendo cómics de OVNIS. Parecía que quien iba a llegar era Godzilla y venía a patearnos el culo a todos por seguir pidiendo bolsas de plástico en el súper.

Me hace bastante gracia cuando no paro de gritarle a una revista o a la televisión cuando lo que veo o leo me produce tanta vergüenza ajena que no puedo soportar seguir leyendo pero tampoco puedo quitarlo porque estoy enganchada y vuelvo una y otra vez a él. Con el dominical disfruté de lo lindo.

No paraba de gritarle a todas las que se autodefinen como "ecomadres" (que sólo el nombre tiene tela) que dejaran de esforzarse en ser mejores que las demás todo el rato. Una ecomadre prefiere parir con dolor, que se le desgarre el orto y llamar corriendo al SAMUR cuando al bebé no le llega oxígeno durante el parto en casa y la cosa se complica. No usan carritos para no perder la sensación piel con piel con sus bebés y les dan de mamar hasta que el niño hace ecuaciones de segundo grado. Usan pañales de tela, no calientan la comida en el microondas y no dejan a los niños en casa con una persona de ayuda de toda la vida, no, los dejan con "madres de día" que son muchísimo mejores.

Lo mejor es enemigo de lo bueno.

- "¿por qué te pasas media mañana del fin de semana lavando pañales de tela con perborato sódico?"
- "porque soy mucho mejor madre que tú, dodotadicta"
Para ser mejor madre no es necesario cultivar tus propias judías verdes en la jardinera del balcón de tu piso de 90m2, reciclar el aceite de freír pescado para hacer tu propio jabón, parir gritando como si te estuvieran arrancando las uñas de los pies a mordiscos ni que crezcan los gusanos en una caja en tu cocina porque haces tu propio compost orgánico. Para ser mejor madre lo único que hace falta es estar tranquila y todo esto, no ayuda.

A ver, entendedme. Me he pasado todo el mediodía en la parafarmacia buscando un champú sin sulfatos, parabenos y sin derivados del petróleo porque de verdad creo que mis picores de cabeza puede que mejoren si elimino los químicos de los productos con los que me lavo. Pero hay un límite que no quiero pasar y es el de que para estar convencida de que el champú que utilizo no tiene porquerías, me lo tengo que hacer yo misma en casa. Y no sólo es por falta de tiempo por los niños, que ya está bien de hacerles culpables de lo mal que nos organizamos, sino que el tiempo que tengo no lo quiero invertir en una cruzada pasajera como tantas otras.

Porque hoy me da en contra de los parabenos como ayer me dio contra el azúcar, la cafeína o la leche de vaca. Soy como un fox-terrier al que hay que darle un hueso que roer. Cojo un tema y lo trituro hasta límites insospechados.

Se puede perfectamente dar potitos a los niños, intenta que sean orgánicos si puedes, pero si no, no pasa nada. Se puede utilizar el champú de oferta y pueden beber comer queso y tomar yogures sin que te sientas culpable de provocarles intolerancias lácticas o úlceras gástricas. Puedes utilizar pañales, toallitas y hasta algodón y bastoncillos deshechables porque eso te facilita la vida (que me pregunto yo si las ecomadres también utilizan paños en vez de compresas) y también puedes dejar que llore un poco a las 4 de la mañana cuando ya le has cambiado el pañal, le has dado de comer, le has sacado el aire y te has convencido de que no hay nada grave que amenace su vida. A veces los niños lloran, se cansan de haber llorado y se vuelven a dormir.

En resumen, creo que si dejara de preocuparme tanto por los parabenos de mi champú seguro que dejaba de picarme la cabeza.

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