lunes, 2 de julio de 2012

Feliz año nuevo


Dentro de unos días hará un año que nació mi tercer hijo. Fue el pistoletazo de salida a un cúmulo de cambios que han convertido mi vida en algo poco parecido a lo que era. Lo más sorprendente de este período ha sido la cantidad de mujeres que he conocido y que me acompañan desde entonces.

Me mudé a una nueva casa y conocí a Ajo, Vicky, Ana, Francisca, Teresa, María, la otra María, Susana, Eugenia, Matoya, Loles y  Mª José. Déjame una cuna que te presto unos calcetines para el disfraz de tu niña. Durante la baja me apunté a clases en El Cuarto de Costura donde conocí a Mamen, Luisa, Rocío, Bea, Marta, Silvia, Patricia, Johana, Andre y María con las que me muero de risa los sábados por la mañana. Me apunto a un taller y conozco a Laura, a Rosario y a María con las que me cruzo mails de vez en cuando. Me cambio de trabajo y conozco a Mencía, Marta, Mar, Elena, la otra Elena y Lan con las que aprendo día a día a reinventarme a mí misma. Me voy a CATC Bilbao y conozco a Déborah, Nadia, Vanesa, Laura, Alazne, Sara, la otra Sara, Inés, Julia, Henar, Silvia, la otra Silvia, Pepa, Bea, Alba, Susana, Elena, Sandra, Maika y Angela con las que mantengo una relación facebookera que me hace sonreir muy a menudo.


No conozco bien a ninguna de ellas. De hecho mis amigas (las de verdad, las de siempre, las que no leen nunca el blog porque están hartas de mis batallas, las que me explican cómo soy cuando me lío, las que saben de dónde vengo y me ayudan a ver con claridad a dónde voy, las que me prestan un vestido cuando quiero ir reguapa o comparten contigo su último descubrimiento cosmético) no entienden este afán de conocer gente nueva. Y la verdad, yo tampoco. Pero el hecho es que en cada una de estas mujeres hay una cuña en la que me he apoyado para salir a flote durante un año raro y lleno de olas gigantes, medianas y pequeñas que me han tenido en permanente sensación de ahogo desde que empezó. Pronto se cumple el año y en mi lista de deseos de año nuevo está el volver a respirar a pleno pulmón.

Desde aquí mi reconocimiento, mi cariño y este humor raro que me hace la vida más llevadera.

Así que como homenaje hoy os presento mi último descubrimiento musical: LAS MIGAS que curiosamente son todo mujeres. Las escuché en un programa de radio de las tardes: Asuntos Propios de RNE. Desde que me enganché a su entrevista no paran de sonar en bucle en mi Spotify.







martes, 26 de junio de 2012

Craft And The City Bilbao





El pasado fin de semana intenté llegar a todo y casi casi lo consigo. Con un enorme lazo despedí la etapa anterior de mi vida con una fiesta el viernes por la noche y el sábado, puestas mis Ray Ban rojas a modo de escudo, cogí el primer vuelo de la mañana a Bilbao para no perderme el fin de semana Craft and The City que tanto tiempo llevaba esperando.

Si a una cosa de estas te da una vergüenza horrible ir sola, llegar un día tarde es exactamente el culmen de tu pesadilla. Las chicas ya se conocerían, te mirarían raro, habrían hecho sus grupos, harían referencia a anécdotas que desconoces... y tú resacosa y exhausta por el esfuerzo te preguntarías qué necesidad tenías de cruzarte medio país para hacer manualidades con desconocidas. Hubo un momento muy preciso en el que dejé de explicarlo tan nítidamente a familia y amigos. Dejé la cosa en "me voy con unas amigas el fin de semana a Bilbao" y omitía conscientemente el "y no, no conozco a ninguna de ellas". Luego, como todo en la vida, nada fue tan dramático pero los fantásmas previos me acompañaron las dos primeras horas.

La idea, fundamentalmente, es patearse la ciudad en cuestión descubriendo tiendas, haciendo mini-talleres y compartiendo con otras fans del handmade como tú mil y una experiencias al respecto. Todo bajo la atenta supervisión de Déborah, alma máter del asunto y de Nadia, capitana general y dosificadora del suspense tramo a tramo.

El sentimiento infantil flota en el ambiente: andas cuando te lo dicen, te sientas y abres regalos cuando lo indican, comes cuando te lo ofrecen... y creo que es exactamente eso lo que hace que te liberes de todas tus responsabilidades, de todo tu estrés y de toda la imagen que de ti misma te empeñas en proyectar todo el día. Te abandonas a la experiencia craftie que de inocentona e infantil atufa a transtorno psicológico no superado y te dejas llevar por la experiencia. Creo que los grandes hombres de negocios que suspiran por vestirse de cuero y ser azotados mientras les llaman "perrito" deben experimentar algo parecido. Es gratamente liberador y muy muy divertido.

Superada la fase inicial de "no pertenezco" la cosa mejora cuando una a una vamos contando quiénes somos, a qué nos dedicamos y desde cuándo y por qué te interesa el mundo craftie. Ahí afloran todos los miedos, las neuras, las valentías y las locuras y eso hace que todas las demás suspiren sintiendo que por fin pueden compartir esa parcela de sus vidas con alguien que les comprende y que no sea su abuela. Fue muy curioso encontrar lugares comunes entre gente tan dispar y al no estar juntas mucho tiempo siempre fuimos la mejor versión de nosotas mismas, educadas, gentiles, simpáticas... un placer.

Fuimos a tiendas de ropa increíble en las que además de cerrar el local para nosotras nos dejaban toquetear todo lo que quisiéramos y nos hacían descuento, hicimos talleres súper entretenidos de muñecas de cartón y de big ganchillo, montamos una producción en cadena de pulseras de nudos y cosimos pajaritos de tela para colgarlos en unas casitas de madera de los árboles de un parque. Nos hicimos fotos en las situaciones más inverosímiles y fuimos obsequiadas con regalos alucinantes que sorteaban constantemente durante todo el día.

Lo mejor: lo orgullosa que me sentí de haberme animado a ir, las trenzas de Alazne, las galletitas del desayuno, los regalitos de buenos días preparados sobre la cama, el vestido rojo de Elena, la foto saltando frente al Guggenheim, descubrir que coincidí con Sara en el pasado, las perritas de Laura, mi culpabilidad extrema por comerme un pincho que no me tocaba, sentarnos en los portales bebiendo cerveza, el cigarro que Silvia se ocupó que disfrutara, la conversación con Inés bajo la lluvia y la palmera de chocolate que se me derritió literalmente entre los dedos.

El descubrimiento: los fulares de sietedelonce de Nadia.  Dada la suerte que me acompaña ya no los produce pero son absolutamente espectaculares.

Lo peor: el pincho de champiñón asesino que me dejó sin sensibilidad en el paladar durante un par de días, la sensación de "lo que he preparado para el amigo invisible es una birria" multiplicada por siete cuando las demás abren los suyos y lo culpable que te sientes cuando el que te regalan a ti es una maravilla, las agujetas en las piernas de tanto andar, no conseguir aprenderme los nombres de todas hasta diez minutos antes de irme, la agonía del regreso en taxi por llegar a punto de perder el avión y la falta de presupuesto para comprarme unos zapatos que me chiflaron.

Total, un acierto.

viernes, 8 de junio de 2012

Susan Miller y el vaticinio de las estrellas

 



Hace algún tiempo recibí uno de esos correos virales en los que daban instrucciones precisas para retrasar el Alzheirmer. Trucos sencillos que no requerían grandes esfuerzos y que si los realizabas te aseguraban una vida longeva, despierta y lúcida además de prácticamente eterna. Sólo recuerdo unos pocos:

- Cambiar la papelera de sitio en el lugar de trabajo.
- Variar de tono en el teléfono móvil
- Ducharse con los ojos cerrados
- Recordar las contraseñas que vienen por defecto y no cambiarlas siempre por la misma.

De vez en cuando intento llevarlos a cabo y reconozco que son jornadas de infierno. Me paso el día recogiendo papeles del suelo, rascándome la cabeza por habérmela lavado con el exfoliante corporal y desesperada por haber consumido todos los intentos de introducir el PIN de la tarjeta de crédito en el cajero. Entonces refunfuñando pienso que sí, que efectivamente viviré más años pero quizá en esas condiciones se me haga un pelín largo...

Como bien preguntaba mi hermana en un comentario del blog soy buena en el minuto uno pero ¿qué tal el minuto dos?. Soy la amiga que recoge a tu perro de casa de tu novio psicópata cuando has decidido abandonarle, la nuera que se ocupa de negociar el precio de la lápida en el tanatorio, la hermana que te lleva en coche al hospital a media noche porque tu marido se ha ido de viaje y tú te has puesto de parto. Eso sí, una vez el perro con su ama, el muerto enterrado y el niño nacido es cuando me da el ataque y empiezo a procesar. Ahí ya me hacen falta algo más de un par de minutos.

Siempre me ha entretenido la astrología. Me parece divertido encontrar similitudes entre personas que han nacido en fechas cercanas pero reconozco que es difícil tomárselo en serio habiendo tantas inexactitudes. Generalmente es vago, generalista y poco preciso por lo que normalmente me lo he tomado con cierta distancia.

A principios del mes pasado una amiga me mandó el link de Susan Miller, una astróloga americana con la que estaba fascinada. Leí las predicciones de mi signo para el mes de mayo pero no le dí mayor importancia. Hablaba de cambios de trabajo, de viajes, de decisiones importantes y por aquel entonces no se avecinaba nada de lo que me ocurrió después.

Tres semanas después me encuentro en un trabajo completamente nuevo en el que tendré que viajar por medio mundo habiendo tomado una de las decisiones más importantes de mi vida y sin una rutina a la que agarrarme. Así que acabo de recordar el link y como comprenderéis estoy leyendo el mes de junio con cierto interés.

Vale que les he preguntado a personas de mi mismo signo si habían sufrido cambios similares y la mayoría de los que conozco seguían exactamente igual salvo... el que había nacido el mismo día que yo. ¿Es inquietante o no es inquietante? Es inquietante.

miércoles, 23 de mayo de 2012

¿Estás preparado para el cambio?




Mi propósito de escribir diariamente se ha visto truncado en los últimos días por acontecimientos imprevistos. La vida, ya de por sí misteriosa, tiene la capacidad de someternos a stress-tests de cuando en cuando para comprobar si estábamos despiertos. Nuestra resiliencia se ve comprometida cuando recibes un meneo de los que te dejan con las gafas torcidas.

Los planes que hacemos para sentirnos seguros resulta que sirven para más bien poco. Los pilares en los que fundamentamos nuestra cotidianeidad no son más que pompas de jabón que explotan cuando intentas atraparlas. Pensar que la familia, el trabajo, la salud son elementos a permanecer inalterables no es más que un truco de la mente para que no nos tiremos por la ventana ante la agonía de la incertidumbre. Son alterables, muy alterables de hecho y como ya dije en algún post anterior, es una obligación disfrutar del maravilloso momento en que los tres fluyen en armonía y pensamos que los planes que hacemos para mañana se cumplirán.

La vida es puro cambio. Nada permanece inalterable. Es como intentar encapsular la primavera. No se puede. Así que sólo nos queda estar preparados emocional y logísticamente hablando para ser lo más libres posibles y poder transplantarnos cuando sea necesario.

¿Estás listo para que tu vida cambie? Puede cambiar mañana, así que más te vale estar preparado y contar sólo y únicamente contigo mismo. Nadie te debe nada, nadie va a ocuparse de ti si no pueden sacarle provecho y además está muy bien que así sea. Culpar a los demás de todo lo que nos pasa es lo más fácil pero no te hace crecer. Hay que ponerse a reconstruir desde el minuto 1 después golpe. No queda otra. Japón es un gran ejemplo. En cada ocasión dicen que de ésta es imposible recuperarse y siempre se recupera porque los japoneses cuentan con ellos mismos, recogen los escombros que no les han dado en la cabeza y con ellos construyen de nuevo sus casas. En el minuto uno. No hay tiempo que perder.

Así que me reconstruyo basándome en los pilares que aún siguen en pie: mi curso de Jackie Rueda y mi curso de Luisa Morón. Desde el minuto uno.